Tras la desamortización de Mendizábal en 1835, la Granja de Outeiro fue adquirida por una familia de la comarca que había hecho fortuna con el vino y que probablemente vieron en esta propiedad un prestigioso activo para seguir con sus negocios vitivinícolas. Las sucesivas generaciones de esta familia acometieron numerosas reformas en las edificaciones originales para cubrir sus necesidades y atender las comodidades que la modernidad ofrecía.

Esta familia hidalga, prosiguió con el negocio vitivinícola, alcanzando el vino allí elaborado bajo la marca Granja D´Outeiro gran renombre en los años 40-60 del pasado siglo. Con el paso de las sucesivas generaciones, se produjeron segregaciones de la propiedad original, primero por el trazado de la actual carretera comarcal en medio de la finca, que dio lugar en los 60 a la venta de la parte que hoy ocupa el campo de fútbol del pueblo de Francelos y fincas aledañas, y luego por la división de la propiedad entre distintas ramas de la misma familia. Una de estas ramas vendió su parte en la década de los 80 (la mitad sur de la actual propiedad) a unos emigrantes gallegos de una localidad próxima, con negocios en Venezuela. La otra rama familiar (propietaria de la superficie orientada al norte) abandonó el mantenimiento y cuidado de su finca tras infortunios y desavenencias familiares alrededor de 2015.

Los actuales propietarios adquirieron en Diciembre de 2015 la parte sur amurallada (Fase 1), de aprox. 15.000m2 y un monte de 3 hectáreas, que se encontraban abandonados desde inicios de 1980, mostrando un gran deterioro tanto en sus inmuebles, en estado totalmente ruinoso y que fueron pasto de un incendio a primeros de este siglo, como en la parcela, donde nacieron encinas, robles y multitud de acacias de forma natural donde en su día fue viñedo. Catalogado como un bien de interés cultural por la Dirección de Patrimonio de la Xunta de Galicia se procedió a la rehabilitación de sus construcciones y viñedo entre los años 2016-2017 con un notable esfuerzo dado el estado inicial de partida. Tras múltiples vicisitudes tanto burocráticas como de cumplimiento de las obligaciones propias de un bien de interés cultural, se adjudicó en pública subasta en Julio de 2020, la superficie amurallada al norte de la propiedad (Fase 2) de más de 36.000m2, a los actuales propietarios que, de este modo consiguieron agrupar una gran parte de la propiedad histórica.

Tras las oportunas autorizaciones (07) de distintas administraciones locales, autonómicas y estatales para obtener la licencia de construcción y rehabilitación, se iniciaron en Agosto de 2021 las obras correspondientes que se concluyeron mayoritariamente en 2023. La única obra nueva adicional sobre el terreno será una bodega sobre el río Outeiro en 2025.

Además de la reconstrucción del muro de cierre original de la Granxa, hecho con mampostería de perpiaño de granito con alturas que llegan a los 4m., la rehabilitación incluye una pequeña capilla, un almacén exterior dedicado a aseos, una torre original con tres habitaciones, cocina y sala de estar, dos bodegas medievales habilitadas como salones de eventos, una casa principal de piedra con 8 cuartos con baño, piscina, recepción y cocina, fuentes varias, columnas de piedra, instalación de energía fotovoltaica y una construcción nueva con 06 habitaciones donde se ubicaba el almacén de aperos y la casa de los caseros. Adicionalmente, sobre la carretera se acondicionaron dos inmuebles cuyo uso se dedica a labores vitivinícolas. Las construcciones son austeras y sencillas, destacando cinco arcos de medio punto en los inmuebles, siendo quizá el más representativo el de la puerta que conecta la granja con el camino real por el que se llegaba al monasterio de Melón, montaña arriba.

La arquitectura adoptada ha sido respetuosa con la tradición en su envolvente exterior y en ella se pueden observar visualmente las distintas intervenciones que ha sufrido a lo largo del tiempo. En el interior, prima el diseño moderno, funcional y una estética variada dentro de la sobriedad de las paredes de piedra de granito tostada y los numerosos ventanales que aportan luminosidad al conjunto.

En la rehabilitación de bancales y capilla se observa un homenaje a las mujeres de la familia de los promotores. Así, la capilla se ha consagrado a Santa Águeda, patrona de las enfermeras y protectora de las mujeres en general. Los bancales, dentro de los muros, están nominados en torno a hijas, hermanas, abuelas, tías y bisabuelas de los propietarios.

En la parcela, además de recuperar múltiples socalcos de piedra originales, realizar la plantación nueva y recuperar en lo posible la existente, se ha procedido también a la limpieza y desbroce del monte dentro de los muros. En paralelo, y con el objetivo de mitigar potenciales incendios se fueron adquiriendo los terrenos circundantes por el lado Sur a más de 37 propietarios, y al limpiarse se descubrió que eran originalmente socalcos de viñedo, que conforman lo que hoy es la plantación extramuros. Además, es de destacable belleza, las rocas que jalonan la propiedad y el agua que discurre por su superficie, disponiendo de múltiples rincones y lugares donde la naturaleza muestra su máximo esplendor.